lunes, 31 de octubre de 2016

Las Elecciones Que Se Vienen …

(oct 23 2016, Miguel Angel Gaytán Montes)

Resulta atractivo el votar por alguien que parece que nos entiende y que además vocifera contra “los causantes de los problemas”, ofreciendo resolver aquellos que mas nos aquejan y que en gran medida dependen de las directrices y acciones del Gobierno. Ese es el principal capital político de los “NO-Políticos.
En los EUA, los candidatos que se reparten las mayorías de las simpatías de los ciudadanos, son Hilary Clinton y Donald Trump. Hasta el momento Hilary está a la cabeza en las encuestas.

Hilary representa, hasta cierto punto, la continuidad de las políticas de Obama y Donald la “opción de un NO-político”, mesiánico, por decir lo menos.

Este, es inmensamente rico, a diferencia del nuestro… López Obrador.  Sin embargo, ambos tienen ideas similares en cuanto a los procesos electorales, cuando estos no les favorecen, a saber;

a) Descalifican las encuestas.
b) Consideran que los medios están en su contra.
c) Afirman que hay un complot en su contra.
d) Manifiestan que se está preparando un gran fraude para que no gane las elecciones.

¡Hagan sus apuestas!… Aunque probablemente gane Hilary, será difícil callar la voz de alguien que probablemente tiene buenas intenciones, pero que también tiene “ideas peligrosas” de como hacer realidad esas buenas intenciones… como nuestro López.

Consulta los últimos datos de las encuestas, dando click en la siguiente liga:

La Fuerza de los Mandatarios Mexicanos…

Miguel Angel Gaytán Montes, Julio de 2015

Un día me desperté con la noticia de que dos de las avenidas paralelas entre si y cercanas a mi casa, cambiarían de sentido del flujo vehicular, para convertirse en lo que las autoridades locales denominaron “Par Vial”.

La autoridad argumentó haber realizado sesudos estudios de las cargas y sentidos vehiculares, desde y hacia el centro de la ciudad, dando como resultado la necesidad de hacer de un solo sentido cada una de estas arterias, una del sur hacia el centro y la otra del centro hacia el sur. Buscando con ello hacer más ágil el tránsito por estas arterias.
Ese mismo día tuve la oportunidad de utilizar este par vial, para ir al trabajo y regresar a casa, comprobando la eficiencia de las acciones recién implementadas por las autoridades municipales.
Definitivamente celebré con entusiasmo una de las medidas más sencillas, benéficas y económicas, que la administración Municipal había implementado en beneficio de los ciudadanos.

Poco me duró el gusto, ya que dos días después, a la vuelta de mi trabajo, me llevé la sorpresa de que una de las avenidas, la del centro hacia el sur, ya se circulaba nuevamente en doble sentido, originando la lentitud acostumbrada en esa ruta, pero… ¿qué sucedió?

Pues resulta que un grupo de vecinos de un sector de casas aledañas a la vía de dirección centro-sur, se opusieron al cambio y decidieron bloquear una avenida principal, reclamando ser escuchadas por las autoridades municipales. Solicitaron que se diera marcha atrás al cambio de sentido de la avenida.
Después de platicas y reuniones con el presidente municipal, éste ofreció que se realizarían encuestas con todos los vecinos de esta avenida y profundizarían en el análisis de la información y datos del estudio previo realizado, para tomar una decisión definitiva.
Pero por lo pronto la avenida en cuestión regresó al doble sentido que tenía…
Días después se informó a la ciudadanía, que la avenida continuaría como estaba, ¡en doble sentido!

No dudo que se haya realizado el estudio que argumentó inicialmente la autoridad municipal, tampoco dudo que el cambio a un solo sentido traería una inicial incomodidad a los vecinos.

Pero… ¿pudo mas la fuerza de la opinión de un grupo de vecinos, que el beneficio que obviamente fue evidente para miles de ciudadanos que cotidianamente circulamos por esa avenida?

¿Porqué pudo más la fuerza de la opinión de unos cuantos?

La única razón que encuentro es que para la autoridad fue más importante el ¡que dirán! Y no la decisión razonada por una institución, que tiene como respaldo la voluntad de los ciudadanos que votaron.

La autoridad debe dirigirse como tal, con toda responsabilidad, pensando en el bien común. Por desgracia, los políticos buscan alimentar el “contentillo” de la gente, mediante “la condescendencia disfrazada de concesiones”, por lo pronto saben que mientras el gigante siga dormido, su fuerza proviene de las leyes diseñadas por ellos mismos, para conservar el estado de cosas actual, dándole al ciudadano sólo la posibilidad de votar y otorgar el mandato, pero no la posibilidad legal de revocarlo.

Los políticos que llegan al gobierno por el voto ciudadano, buscan hacer que la gente olvide, que el poder que los encumbró hasta donde se encuentran, es el poder del votante.

Cada día que pasa, creemos menos en los políticos, porque nos aman antes de las elecciones, pero después de los comicios, o no les importamos, o nos odian o nos ignoran, o todo al mismo tiempo.


Necesitamos autoridades conscientes de que su poder radica en el voto de los ciudadanos y que además lo manifiesten así a sus mandantes. Aún las decisiones más impopulares tendrían manera de obtener la aprobación mayoritaria si el objetivo perseguido es el bien común y se plantea a los ciudadanos como “una decisión difícil pero necesaria”.