Ing. Miguel Angel
Gaytán Montes, 25 de septiembre de 2018.
Acaso usted, querido vecino, ¿es de los que votan y se dan media
vuelta?
Dadas las conveniencias de los políticos y partidos, las Leyes
Electorales de nuestro país, sólo nos permiten votar, ni se nos ocurra exigir
información, cuentas o aclaraciones.
Eso no nos está permitido.
No está en las leyes ese derecho, sólo el de petición. Y a este
respecto, son las instituciones quienes deciden si atienden o no dicha
petición.
El IFAI es una vacilada instrumentada para aparentar
transparencia, pero en realidad es una telaraña infranqueable para los ojos de
los vecinos comunes como nosotros los mexicanos de a pie.
Por lo anterior, estamos en manos de la pesada oligarquía
partidista mexicana.
Con el maquillaje llamado IFAI, se pretende hacernos creer que la
transparencia en el quehacer del gobierno está garantizada, sin embargo, no es
así, obtener información de las actividades gubernamentales, es una odisea que
nos aleja de la posibilidad de ejercer nuestro derecho al control de los
gobernantes, tal como lo establecen las mas elementales definiciones de
DEMOCRACIA.
Muchos comunicadores afirman que el mexicano es solidario…
Y si, me consta que en los momentos de extrema urgencia, la
respuesta popular es avasalladora y potente. Pero apenas se percibe el paso de
tal aprieto, la fuerza popular desaparece y en ese momento regresa la soledad
mas profunda de los afectados.
Para muestra un par de botones; Aún hay pendientes de atender del
sismo de septiembre de 1985 y nadie le da seguimiento.
Y a 365 días del sismo de septiembre de 2017, no hay quien lleve
la cuenta de los avances y menos de los pendientes en lo que a reconstrucción
de viviendas se refiere.
Otro botón de muestra; el día de la votación, hacemos lo que en
los catastróficos sismos, vamos comedidamente a formarnos en las filas y
esperar con paciencia el turno de votar. Marcamos las boletas, las colocamos en
las urnas y nos damos media vuelta, sintiendo que hemos cumplido con un deber
ciudadano.
¡Claro que cumplimos con el deber y el derecho de votar, consagrados
en nuestra Constitución!
Y como en la ley no dice nada de que tenga que estar atento al
actuar de los gobernantes y exigirles que cumplan sus promesas de campaña, pues
no hago nada y no me importa nada, pues ya cumplí con mi parte, ahora le toca
al gobierno hacer la suya.
Justo eso es lo que quieren que pensemos quienes están en el
poder, ¡“la mafia del poder”! pa’ que nos entendamos.
¡No quieren que sepamos que tenemos el derecho de pedir cuentas a
los gobernantes, enjuiciarlos y proceder en su contra si es necesario!
Solo votamos y luego nos agachamos y resignamos a que nos
“confisquen” nuestro dinero con impuestos, no veo, no hablo, no oigo, no me
involucro, no me comprometo, soy feliz…
El presidente debe cumplir su promesa de cambiar a México… yo, ya
voté
Y para acabar el numerito, cada seis años elevamos al poder a
semidioses que ofrecen realizar las transformaciones que nuestra república
necesita, cada seis años nos piden que SÓLO VOTEMOS, el resto es asunto de
aquellos míticos semidioses ultradotados de virtudes infinitas. Poderes que
seguramente nos llevarán a un estado superior de bienestar de todos nosotros
los ciudadanos.
Me parece que nos gusta vivir de sueños ó de mentiras, en eterna
esperanza, encendiendo la veladora el día de la votación, cruzando los brazos,
agachando la cabeza, humillando con la cabeza, aceptando que el futuro es
incierto, ¡pero que así es!
Para los pueblos de este mundo, vecino, ninguna transformación es
posible sin la participación, comprometida y activa de cada uno de sus
ciudadanos. El estado actual de cada país es resultado de la actuación de cada
uno de sus habitantes, ¡y no de las acciones de su gobierno!
Si creemos que habiendo votado el uno de julio y como resultado,
haber ascendido al poder a un político visionario y astuto, ya fue suficiente,
pues debo decirles, queridos vecinos, que estaremos cometiendo el mismo error
de siempre, estaremos actuando como siempre, de manera que obtendremos el
resultado de siempre.
¡Decepción, tiempo perdido, esperanza perdida, resignación y voto
dentro de seis años!
Se dice que si quieres resultados diferentes, debes hacer cosas
diferentes. Si no cambiamos cada uno de nosotros, estaremos condenados a elegir
visionarios astutos cada seis años, para que ocupen la presidencia de la
República.
López, con todos sus votos, con todas sus buenas intenciones, con
todo lo blanco de su expediente, con todo el compromiso por los pobres, sólo
será capaz de llevar a nuestro país a la cuarta transformación, si cada uno de
nosotros realizamos una transformación de fondo, de conciencia, comprometidos
en el cambio que México necesita.
No espere, vecino mío, que alguien le venga a barrer el frente de
su casa…
Si usted no lo hace, cada vez que usted salga a trabajar, verá
suciedad y caminará entre ella sin remedio.
No me importa validar la calidad o los poderes del candidato
vencedor en las pasadas elecciones presidenciales, ¡de nada sirve eso!
Lo que es necesario es que estando quien esté en la presidencia,
estemos convencidos del poder de nuestro voto, del poder de transformación de
nuestras acciones cotidianas.
Si hoy, aún antes de que asuma la presidencia ya se le empieza a exigir
al elegido, es porque su oferta electoral así lo afirmaba, manifestando con voz
en cuello; ¡No les voy a fallar!, de manera que si a la postre no quiere
fallar, deberá honrar sus promesas de campaña, desde el primer día, pues el se
definió a si mismo como un político diferente, es decir, no es igual a todos
sus antecesores, de manera que ¡debemos exigirle y exigirnos desde hoy mismo!
O… ¿usted que opina estimado vecino?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario