Miguel Angel
Gaytán Montes, 27 de septiembre de 2019.
Los mexicanos sufrimos de una enfermedad, una especie de cáncer hasta
ahora sin cura… la enfermedad se manifiesta, como una profunda ausencia de
responsabilidad en nuestras obligaciones cívicas. Esperando que sea El Gobierno
quien se ocupe de cubrir nuestras carencias básicas.
Los partidos políticos y sus candidatos, sabedores de esa
enfermedad que padecemos, en sus campañas electorales, nos ofrecen la solución
a los más graves males que nos puedan preocupar a los ciudadanos. Son
precursores de ese mal que cada día se enquista en más vecinos.
No hay un sólo partido, movimiento o candidato que llame a la
consciencia de los ciudadanos, que llame a la unión de esfuerzos de todos los vecinos, al trabajo de todos con un objetivo
común, en busca de un futuro mejor para el país.
En julio de 2018, se comprobó una vez más ésa enfermedad, el
candidato ganador de las elecciones presidenciales, convenció a más del 50% de
los votantes, de que en él estaba la solución a todos nuestros problemas.
Más de 30 millones de personas dispuestas a sufrir una crisis
sexenal, con la esperanza de que esta vez si seremos atendidos en nuestras
necesidades cotidianas.
Pero, no llamó a la unión de esfuerzos, no nos convocó a asumir
responsabilidades, no nos pidió consciencia de la importancia de la
participación de todos en la necesaria transformación del país.
No lo hizo, no lo ha hecho, hacerlo implicaría la transformación
de las mentes de todos. Hacerlo supondría forzar la transformación de los
ciudadanos, de la dependencia gubernamental a la madurez cívica.
En días pasados me encontré a un antiguo vecino, con quien hace
tiempo no conversaba, y refiriéndose al actual Gobierno Federal, me dice;
“¡pero no ha cambiado nada!”, a lo cual yo le contesté… es probable que no
percibamos cambios, acaso aquellos que han empezado a recibir apoyos ó dinero
del Gobierno, campesinos, estudiantes, ex-desempleados, familias de escasos
recursos, etc.
Sin embargo creo que los apoyos, son sólo una pequeña parte de los
cambios que el Gobierno actual está operando.
El cambio más hondo y peligroso, es el que se está gestando, en la
construcción de ése “Nuevo Régimen” de gobierno que el Presidente López
anunció, aún antes de asumir el poder.
Se están cambiando las leyes, para satisfacer el sueño de un sólo
hombre, de quien hoy funge como Presidente de la República.
Yo simplemente no le creo a nadie que me ofrezca hacerse cargo de
mis problemas, no le creo a esa persona que me dice que la solución es ella.
Estoy convencido de que hay mucho que puedo hacer para mejorar mis expectativas de
vida.
¡Ningún país puede transformarse sin la participación de los
ciudadanos! Y la participación de los ciudadanos, no debe limitarse sólo a
votar.
El primer mandatario, debería utilizar el poder para convocarnos a
ser mejores ciudadanos, que podamos pensar más y mejor, trabajar más y mejor,
lograr más y mejor.
Todos juntos, ¡todos!, los ricos, los pobres, blancos, negros,
amarillos, azules, verdes, todos tenemos
algo que aportar para transformarnos, para que vivamos en un país donde las
leyes se apliquen, donde el Estado sea el primero que cumpla con las normas, en
un marco de respeto.
Reconozco que yo tengo un problema con el Presidente López, cuando
ya cumplió más de 9 meses y sigue hablando de intenciones, y sigue quejándose
del pasado, y sigue encontrando adversarios, y los sigue golpeando, y sigue sin
reconocer los logros de los acuerdos que hicieron posible la alternancia en el
poder en los tres niveles de gobierno, y sigue sin reconocer que la incipiente
democracia mexicana, es la que le dio peso a los más de 30 millones de votos, y
sigue atacando a quienes desde el poder económico han caminado junto a
Gobiernos anteriores, para generar mejores condiciones de vida, y sigue
destruyendo todos aquellos proyectos que dan cuenta de la viabilidad de los
acuerdos entre diferentes, y sigue autoproclamándose como puro, y sigue sin
darse cuenta que es un ser humano como cualquier otro, y sigue sin darse cuenta
de que el dinero que hoy le permite realizar sus sueños, proviene de aquellos a
quienes ataca y que llegará el día en que las manos estiradas reclamando la
ayuda prometida, serán más que el dinero disponible en el erario. Y entonces
llegará el día en que las intenciones ya no pesarán tanto como las carencias y
entonces será demasiado tarde para que los enfermos recibamos un placebo y entonces
busquemos el tratamiento radical que nos hará por fin, libres del cáncer de la
dependencia gubernamental.
Espero que llegue ese día en que seamos convocados a ser
ciudadanos maduros, comprometidos, trabajadores, civilizados, dispuestos a
trabajar por un México que ofrezca igualdad de oportunidades para todos, un
México donde todos aportemos nuestro mejor esfuerzo.
Es peligroso creer que ya no se puede perder la libertad de
pensar, de cuestionar, de elegir, de manifestarnos… debemos estar alertas, nos
la pueden quitar poco a poco.
Nos podrían condenar a nosotros y a los vecinos de las siguientes
generaciones a padecer de ese mal que nos aqueja… ¡el placer de la dependencia
gubernamental!