viernes, 13 de mayo de 2016

El Gobierno, el SNTE, la Sociedad y los Maestros

El Gobierno, el SNTE, la Sociedad y los Maestros
Miguel Angel Gaytán Montes


Si algo puede ser mejorado, lo indicado es que busquemos formas de lograr mejorarlo, de otra manera, la decadencia será creciente en la medida que el tiempo de inacción transcurra.

Para el caso de los resultados del Sistema Educativo Nacional, la evaluación que periódicamente realiza por la OCDE (la reciente en 2014), no ha dejado conforme a nadie, por lo cual desde ya hace algunos ayeres, ONG’s enfocadas en la educación en nuestro país ya habían puesto énfasis en la necesidad de implementar cambios en la educación, buscando mejorar las calificaciones de éste, con la expectativa de logro de una mejora en el nivel de bienestar de los mexicanos, mediante una oferta de profesionales técnicos o universitarios mejor preparados, así como el beneplácito de la OCDE en el ámbito internacional.

En el sexenio de Felipe Calderón, se iniciaron de manera formal, las negociaciones políticas en la búsqueda de concretar una serie de reformas a la Constitución Mexicana y a la Ley de Educación. Se inició a perfilar el sentido de los cambios, así como su alcance. Cuando Enrique Peña Nieto asume el poder, el escenario de la reforma educativa ya estaba diseñado, platicado con las diferentes fuerzas políticas y sólo era cosa de enviar la iniciativa al congreso.

Antes de la aprobación de las Reformas, en febrero de 2013, el ejecutivo federal tomo la decisión de “quitar del camino” a Elba Esther, lideresa del SNTE, seguramente presumiendo que iba a ser imposible que un liderazgo como el de la maestra, aceptara a priori el resultado de las negociaciones que sobre la nueva ley ya se avizoraban. Y al más puro estilo del Partido Revolucionario Institucional, sólo bastó con “sacarle sus trapitos al sol” (lavado de dinero y delincuencia organizada) a la Presidenta del SNTE, para que se procediera legalmente en su contra, con los resultados que ahora conocemos.

Ya con la maestra Elba enfrentando procesos judiciales por diferentes motivos, las reformas a la Constitución y la nueva Ley General de Educación Mexicanas, fueron promulgadas el 10 de septiembre de 2013 , las cuales ya desde principios de ese año habían desencadenando una serie de protestas por parte de las bases del magisterio así como por los grupos disidentes del SNTE.

La nueva Ley General de Educación, contiene los siguientes TEMAS TORALES;

·      Definición del “Sistema Educativo Nacional” (Cap.I)
·      Finaciamiento de la Educación (Cap.II)
·      Evaluación del Sistema Educativo Nacional (Cap.II)
·      Búsqueda de la Equidad en la Educación (Cap.III)
·      Planes y Programas de Estudio (Cap.IV)
·      Participación Social (Cap.VII)
·      “Respeto a la representación Sindical” (Transitorio, Sexto)

Los argumentos de las protestas se centraron en el rechazo a las evaluaciones para la permanencia, basadas en la desconfianza que los maestros tienen en el cumplimiento de la ley por parte de las propias autoridades, pero principalmente las protestas se originaron por la enorme falta de información sobre los contenidos y alcances de las reformas y la percepción, por parte de los maestros, de las afectaciones reales que se tendrían al instrumentarlas.

Este es el punto focal del conflicto entre el Ejecutivo del Gobierno Federal y el magisterio, el de la falta de información hacia las bases magisteriales, en el cual me parece que el presidente de la república ha equivocado la estrategia de implementación de la ley.
Cualquier directivo empresarial “de medio pelo”, sabe que cuando tienes “saboteadores” de las nuevas ideas o procedimientos, la implementación de estas es lenta y tortuosa en el mejor de los casos o imposible en el peor.

Si ya se había “deshecho de la incómoda” Elba y tenía un presidente del SNTE dócil, sumiso, callado, alineado y a modo, de manera que formalmente no se tendría una oposición que, formalmente insisto, pusiera en riesgo una reforma tan importante. No parecería necesario golpear a la clase magisterial.

Sin embargo el Sr. Enrique Peña, se olvidó que ya no estamos en el México de los viejos tiempos, ahora hay mayor libertad de pensamiento, mayor comunicación, más pobreza, más necesidades y para colmo se olvidó que al frente de la clase media de nuestro país está un bloque pensante, comprometido con México y en su inmensa mayoría trabajando cotidianamente a favor del Sistema Educativo Nacional. ¡Nada más absurdo que este olvido!
Increíble que el presidente de nuestro país, no tenga quien le asesore y le aconseje, para que se acerque al elemento más importante en la educación, a los maestros y su representación sindical.

Es necesario establecer comunicación con los maestros a través de su representación sindical, la cual ya dijimos que sólo le falta lustrarle los zapatos al secretario de la SEP, pero además exigirle a dichos representantes, informar eficazmente y con presteza, a todos y cada uno de los profesores, sobre los contenidos, alcances y fases de implementación de las reformas.

Me consta que hasta ahora son muy pocos los maestros quienes los conocen.

¿Cómo esperar que alguien apoye cambios, que hasta ahora, sólo le han dicho que le perjudicarán?
¡Es inconcebible esperar, que a pesar de las amenazas hacia el magisterio, este apoyará con gusto y convencimiento que los pongan de patitas en la calle!

¿Esa era la expectativa del Sr. Presidente Enrique Peña?
Tal vez los asesores presidenciales le han hecho creer a Peña que no necesita del apoyo de los maestros, que la fuerza del gobierno les hará entender que se tienen que resignar y ceñirse a la ley.
Es por lo anterior que ahora escuchamos expresiones como; ¡Las reformas hasta sus últimas consecuencias! o´ ¡Aplicaremos la reforma con fuerza! ó ¡La Reforma Educativa que estamos poniendo en marcha!,  refiriéndose al cumplimiento de la ley, como si se tratara de la voluntad del presidente y no de una ley ¡que nos obliga a todos!

La desconfianza en que el gobierno cumplirá la ley, es “la marca” de nosotros los mexicanos.

¡Entonces resulta imperioso terminar con la desconfianza! Si se quiere que esta ley rinda frutos en tiempos más cortos.

¡Pero el Sr. Peña Nieto ha preferido la amenaza y el temor resultante, al conocimiento y compromiso de los principales actores en el escenario de la educación mexicana!

Es por eso que los dirigentes del SNTE no hacen nada, a pesar de la exigencia de sus bases, pues probablemente ni el secretario de la SEP ni el presidente le han pedido que haga algo.

Si Peña, su gabinete y los representantes sindicales del SNTE, continúan por ese camino, los beneficios de las nuevas leyes educativas, pensando positivamente, no los veremos en el corto tiempo y lo que es más probable, no se podrán cristalizar.

Es necesario que el Sr. Lic. Enrique Peña Nieto, se dirija a los maestros y manifieste a la Nación, sus compromisos emanados de la ley educativa, de manera clara y objetiva, esos compromisos que las reformas han asignado al poder Ejecutivo de los tres niveles de gobierno, aclarando que hasta ahora, sólo se ha tocado el tema relativo a las evaluaciones a los maestros, pero aceptando que hay temas importantes y sensibles como las necesidades de infraestructura, revisión de planes y programas de estudio, en cuya conformación se deberá convocar a la participación social en los términos que la propia ley consigna, así como revisión de las remuneraciones que actualmente tienen los maestros, la cual dista de estar a la altura de los salarios de los maestros de países desarrollados.

Las Autoridades del ejecutivo de los Tres Niveles de Gobierno, están obligadas a promover la Participación de los Padres de Familia, igualmente están obligados a la conformación de los Consejos de Participación Social, ambos mandatos son piedra angular de implementación, vigilancia y cumplimiento de las nuevas leyes educativas (Cap.VII - Art. 69, Art.70, Art.71 y Art.72)

El SNTE, ante la promulgada Ley General de Educación, no tiene otro camino que el de ponerse al frente de sus bases y vigilar que todos y cada uno de los preceptos definidos en la reforma, sean implementados al ciento por ciento, con la obligada vigilancia y resguardo de los derechos laborales de los trabajadores de la educación ante la representación patronal correspondiente. La fuerza del SNTE, estribará en la demanda de cumplimiento irrestricto a la ley.

Para los profesores y demás trabajadores de nuestro sistema educativo, lo que les queda es participar del cambio, proponer, denunciar, exigir y claro, continuar la labor que por años han realizado en las aulas de manera cotidiana.

Y que no por un mal gobierno, se pondrá como moneda de cambio el orgullo y la satisfacción del deber cumplido de todos y cada uno de los maestros mexicanos.

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