Autor: Miguel
Angel Gaytán Montes, “Hijo del Vecino”
Para ser claros y concretos, van las cifras de la realidad del
salario mínimo mexicano; El SMN ha perdido más del 71% del poder adquisitivo
desde 1977 a la fecha. El costo de la canasta básica es de $201 y el SMN es de
$70. En 2015 se ofertaron poco más de 91 mil plazas de empleo con salario menor
a 5 mil pesos, representando el 75% del total de plazas ofertadas.
De 2003 a 2013 las plazas con salarios hasta 5 mil pesos
disminuyeron un 25%. Si bien la productividad, medida por el cociente
resultante del PIB sobre la cantidad de horas laboradas, no ha tenido avances
positivos sostenidos en los últimos 6 años, los costos unitarios de la mano de
obra han tenido una caída estrepitosa en los últimos 7 años al pasar de 104
pesos a los 88 pesos, una disminución de poco mas del 15%.
A pesar de los innegables afanes del gobierno de Peña, hasta el
2014 el ritmo de incremento de la cantidad de pobres de nuestro país está
creciendo a ritmo de un millón por año, ubicándose al cierre de 2014 en 55.3
millones de pobres.
Todas estas cifras no pueden mas que evidenciar la urgencia de
analizar con responsabilidad y compromiso, en los aspectos humano y financiero,
pues mientras los trabajadores sufrimos cada vez mas para cubrir las
necesidades básicas y por lo tanto protestamos por esta situación, también los
empresarios y accionistas de las empresas, reclaman que sus ingresos no son lo
que antes eran. Y entonces se desata la “cena de negros”, en la que hasta el
momento los gobiernos de todos los colores se han sentado detrás de la barrera
a esperar y ver que sucede, sin intervenir en la búsqueda del cumplimiento de
las leyes, como son la Constitución y la Ley Federal del Trabajo. De igual
forma los sindicatos están sentados en sus reales, alimentándose del producto
del trabajo de sus “defendidos” y no representan a nadie mas, que a sus propios
intereses.
Un primer y pequeño paso para llegar a la meta de la recuperación
del poder adquisitivo del salario, es la Desindexación del Salario Mínimo a
muchas leyes federales y locales, que servían como argumentación de la no
conveniencia del incremento salarial.
Después de la publicación en el Diario Oficial de la Federación el
28 de enero de 2016, del Decreto por el cual se ordena la desindexación
mencionada, toca el turno a la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos
(integrada por 11obreros, 11 patronal 1 gobierno).
El 10 y 11 de marzo del presente se llevará a cabo un encuentro de
especialistas investigadores convocados por la CoNaSaMi, en el cual presentarán
a esa comisión los resultados de sus investigaciones y derivado de este
encuentro, el 26 de junio de 2016, la CoNaSaMi, presentará las recomendaciones
y conclusiones que consideren convenientes para hacer una realidad la
recuperación gradual y efectiva del salario mínimo nacional.
Yo, hacia el futuro, veo que las recomendaciones deberán ser dirigidas
principalmente hacia Los Empresarios y El Gobierno. En ése orden de
preponderancia. Adelante aclararé porque no espero que se den recomendaciones a
los Sindicatos y Trabajadores.
Los empresarios mexicanos, ya sea de micro o de mediana empresa,
en las que trabaja mas del 80% de la fuerza laboral mexicana, pasan por alto
una actividad elemental y crítica en los negocios y esa es LA PLANEACIÓN.
En las PyMES no se consideran aspectos tan básicos como; nivel de
inversión requerido en el tiempo, ingresos estimados en el corto y largo plazo,
o los gastos variables y fijos que la producción implica. Y ya que el salario
forma parte importante en los costos de operación de las empresas, este no goza
de previsión y tampoco de revisión interna, independiente de las cifras
nacionales. Las empresas se limitan a incrementar lo que por ley se incrementa
al Salario Mínimo Nacional anualmente. No se visualiza el nivel las ganancias
obtenidas en cada negocio, ni se evalúa el peso de los salarios en el total de
los gastos erogados, ni su impacto en el monto de las utilidades.
Desde mi punto de vista, mas allá de los aspectos legales del
fantasma llamado indexación del salario, la precariedad del poder adquisitivo,
tiene su raíz en el desinterés y falta de compromiso de los empresarios, por el
bienestar de sus trabajadores. Alentados también por la falta de vigilancia de
las autoridades que deberían auditar de manera efectiva las operaciones de las
empresas, buscando coadyuvar a la vigilancia y conservación de derechos
laborales que los sindicatos deberían estar haciendo.
Algunos estudiosos de este tema, le han llamado “la nueva manera
de esclavizar”, al hecho de dar menos paga por mas horas de trabajo, claro, al
abrigo de las recientes reformas laborales.
Otro fantasma que ha servido de “escudo” para empresarios y
gobierno, es la PRODUCTIVIDAD LABORAL. Cifra que, en el caso de México, no ha
arrojado resultados positivos y menos alentadores. Hay quienes realmente han
sido osados y han venido culpando a los Trabajadores de los raquíticos
resultados de este índice. Yo difiero de ellos, pues la productividad depende
de diversos factores los que tienen que ver con lo que llamo, “Las Tres P’s”;
PERSONAL, PLANTA Y PROCESOS.
¿Habrá algún empresario que, ante la incompetencia de un
trabajador, decida mantenerlo en su puesto de trabajo? ¡Claro que no! La ley
establece los medios y procedimientos por los cuales los patrones pueden
retirar empleados de sus puestos. Así que debemos suponer que quienes tienen
empleo, son los idóneos para desempeñar las actividades que se les requieren,
de ahí que solo nos quedaría revisar lo referente a la PLANTA y los PROCESOS.
Y… que caray! también estos aspectos son de la total responsabilidad de los
Empresarios ó patrones.
La recuperación de los salarios, será más tarea de los empresarios
que del gobierno, deberá basarse en datos financieros de la gestión y resultados
de las empresas y no depender de las iniciativas oficiales.
En caso de que las recomendaciones de los expertos y conclusiones
de la Comisión de Salarios Mínimos, del próximo 26 de junio, se ciña a los
intereses empresariales, dejando de lado las necesidades de los trabajadores,
entonces creo que el papel del gobierno deberá ser, tomar los estudios
realizados por los especialistas y definir en el Congreso de la Unión, un
proceso de incrementos graduales al salario, para que en un lapso no mayor de
cinco años, estos realmente cumplan con lo que establece nuestra Constitución.
Deseo que no se tenga que dar por mandato legal y que las
representaciones de obreros y patrones acuerden cosas congruentes y coherentes
ante la contundencia de las cifras que seguramente se verán a la luz de los
estudios de los que sí saben de estos temas.
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